www.agroalimentando.com – La contaminación de los alimentos destinados a la alimentación animal por micotoxinas es hoy en día un problema a nivel mundial. Según datos de la FAO (Jelinek, 1987), se estima que el 25% de las cosechas están contaminadas por micotoxinas.
Además de los daños que provocan en las propias cosechas, su presencia en las materias primas que conforman las dietas provoca importantes pérdidas en términos de producción y salud animal. Además, no debemos olvidar que alguna de estas micotoxinas puede aparecer en la leche de animales que consuman alimentos contaminados. Tal es el caso de la aflatoxina, un potente carcinogénico cuyos niveles máximos en leche están regulados por la UE. Otras micotoxinas que pueden aparecer en la leche son la T-2, ocratoxina (OT), zearalenona (ZEA) y vomitoxina (DON) (Jouany, 2001), las cuales, a pesar de que no están reguladas por la administración, también pueden afectar a la salud humana. Por todo esto podemos afirmar que nos encontramos delante de uno de los mayores retos a los que se tiene que enfrentar el sector.
Los síntomas de una micotoxicosis van a depender de la micotoxina involucrada y también de su interacción con factores de estrés. Ovejas y vacas con alto nivel de estrés son más sensibles por su nivel de inmunodepresión. La sintomatología suele ser bastante inespecífica: pérdida de producción, bajada de consumo o alteraciones en la reproducción.
De hecho, rara vez observamos en campo cuadros patológicos que podamos identificar claramente como consecuencia de una micotoxina. Sin embargo, sí resulta frecuente detectar pérdidas de producción o problemas patológicos que parecen no obedecer a un origen o motivo concreto.Cuando realizamos distintos análisis en la búsqueda de posibles agentes causales, a menudo se nos revela la presencia de una o más micotoxinas a dosis consideradas no tóxicas. ¿Es posible que esta presencia de micotoxinas a dosis subclínicas pueda ser responsable o contribuir a la aparición de problemas sanitarios y productivos en las explotaciones de leche?
Las dietas modernas acostumbran a ser bastantes complejas y estar basada en la combinación de varias materias primas, por lo que es improbable que un animal llegue a ingerir grandes cantidades de un ingrediente contaminado durante tiempo prolongado. Con todo, sí resulta más factible la ingestión de pequeñas cantidades durante un largo periodo de tiempo. El caso más frecuente es el caso de tener un silo de cosecha propia contaminado.
Por lo tanto, más que preocuparnos de los efectos clínicos de las micotoxinas, quizá debamos hacerlo de sus efectos subclínicos y del grave impacto económico que puedan representar.