Por: Juan Lucas Restrepo L.
Entre el gobierno, las empresas, la universidad y los propios productores tendremos que decidir cómo abordamos esta nueva revolución tecnológica.
El trabajo de un productor agropecuario es tremendamente complejo. Todo el tiempo tiene que optimizar las relaciones biológicas entre los seres vivos presentes en su cultivo (plantas, animales, insectos, hongos, etc.), que dependen del agua, los suelos y el medioambiente. Para hacerlo tiene que invertir en labores agrícolas e insumos que debe asignar eficientemente para no perder plata al vender sus productos a precios también inciertos. Sus decisiones provienen de un aprendizaje que le ha costado años y dinero. La Inteligencia Artificial (IA) le ayudará a que todo sea mejor, más preciso, más eficiente.
La IA avanza rápidamente en otros sectores. Existen pruebas de vehículos autónomos en el mundo. Utilizan cámaras (sensores) que captan lo que sucede a su alrededor y envían esa información a procesadores que, gracias a la IA, son capaces de interpretar si se atravesó un balón en el camino, si un semáforo cambió a rojo o cualquier otro evento. Con esa interpretación le envían instrucciones al vehículo autónomo, un robot con ruedas, para que este frene o gire como respuesta a lo que está pasando a su alrededor. Cada nuevo evento alimenta y mejora los algoritmos de la inteligencia artificial y llevan a que los autos se desempeñen mejor. Este aprendizaje sistemático llevará a que los carros autónomos superen rápidamente a cualquier chofer en una carretera.
Hay miles de desarrollos similares avanzando en muchos campos en donde el proceso tiende a seguir un patrón parecido a este: se captura información con sensores, se transmite por internet, se analiza en tiempo real y se toman decisiones por programas de IA y que luego se ejecutan por robots.
En Agrosavia, con el apoyo de MinTIC, estamos desarrollando nuestro primer proyecto de IA. Contamos con una base de datos enorme de resultados de análisis de suelos y sus planes de fertilización para distintos cultivos y lugares, formulados durante años por nuestros agrónomos. La IA será capaz de generar, para cada nuevo resultado del laboratorio, planes de fertilización precisos en cuestión de segundos. ¡Un agrónomo virtual que aprovecha y supera el conocimiento acumulado de cientos de agrónomos humanos! El nuevo servicio vendrá acompañado de la automatización de los procesos de análisis de los suelos en el laboratorio y del desarrollo de sistemas de información para que la comunicación con el productor sea más oportuna.
Así como esta iniciativa le ayudará a los productores a mejorar su productividad, asesorándolos con planes de fertilización precisos a menores costos, habrá muchas otras de IA que, leyendo e interpretando distintos parámetros productivos en tiempo real, le dirán al productor, o a un robot (aéreo o terrestre) lo que tienen que hacer. Una agricultura más precisa en la que se podrá saber exactamente cuándo, cuánto y qué nutrir; cuándo y cómo manejar las plagas; cómo atender los requerimientos hídricos, justo a tiempo, sin desperdiciar una gota de agua; en qué momento está lista la cosecha para maximizar su calidad y minimizar las pérdidas.
¿Cómo cambiará la IA la vida y el trabajo de los productores colombianos? Entre el gobierno, las empresas, la universidad y los propios productores tendremos que decidir cómo abordamos esta nueva revolución tecnológica para que los beneficios en términos de competitividad, equidad y bienestar sean los mayores posibles. Un nuevo reto y una oportunidad adicional a los que ya tiene el agro colombiano.
